anciana en medias y bragas juega con una gran polla negra

A la anciana le encantaba la emoción, y esa mañana se sentía revitalizada. Estaba totalmente desnuda, excepto por sus medias y sus bragas blancas, con los ojos cerrados mientras se recostaba y disfrutaba de su aventura solitaria. El calor aumentó mientras deslizó sus manos sobre su piel y se detuvo cuando sus dedos suavemente acariciaron su pierna. Ella sabía lo que su estómago deseaba, pero ella todavía no se había atrevido a conseguirlo. Lentamente, el calor invadió su garganta en respuesta a la imagen que tenía en la mente. Finalmente, se decidió a ir a por él. Sus ojos se abrieron de par en par cuando su mano envolvió el pedazo de carne que descansaba sobre la mesa. La sensación de la lisa y gruesa polla negra bajo sus dedos la dejó sin aliento. Lentamente, empezó a moverla, apartando suavemente la tela en la que se encontraba envuelta y dejando que los fluidos que fluían entre sus piernas salieran libremente. Mientras susurraba algunas palabras suaves, su cuerpo entero se estremeció y se calentó. Estuvo jugando con su imponente polla por un tiempo, disfrutando de su forma y textura, hasta que finalmente el momento llegó para satisfacer su deseo. Cerrando los ojos, sintió como la gran polla penetraba profundamente en su interior, liberando ondas de placer en su viejo cuerpo.