ancianas mostrando sus enormes tetas lechosas para semen

Mabel era una anciana que conocia muy bien el poder de sus enormes tetas lechosas. Todas las noches se desnudaba, mostrando aquellos senos enormes a los hombres que aceptaban su proposicion. Seguían los besos, caricias, y más, hasta que Mabel le pedía a su compañero que volviera a colocarse. Aquellas demoníacas tetas lechosas seguían observando como el hombre vertía su semen sobre ellas. Si yo me hubiese encontrado ahí, habría empezado a besar el área que rodea su pecho y después me movía a la teta derecha, succionandola suavemente. Seguramente la lubricidad de mis lamidas habría provocado algo de semen otra vez y con la ayuda de mis manos habría masajeado el líquido sobre su teta para dar por acabada la noche.