dama traviesa mostrando sus grandes tetas y extendiéndolas

Ella estaba allí, una diosa vestida de negro, atuendo que pronunciaba las onduladas curvas de su cuerpo como si de una orquesta se tratara. Sus atrevidos ojos marrones brillaban al más mínimo movimiento. Estaba tan tentadora e inocente al mismo tiempo. Poco a poco, ella extendió sus grandes tetas al tiempo que sus labios curvados se abrieron en una sugerente sonrisa. De sus codiciosos labios, su voz suave resonate por toda la habitación, mientras sus manos exploran su cuerpo con lujuria. Mi cuerpo se estremeció al ver tal espectáculo. Ella se acercó más y más. El deseo sin límites empezó a releerse. Entonces ella extendió sus tetas y las juntó desafiantemente, incitando al más puro placer. Estaba tan cerca, lastimosamente demasiado lejos para que yo tocara su suave calor. Los dos gemíamos en una conversación sin palabras, y ella mostraba sus grandes tetas una y otra vez.