la abuela monta la polla

La abuela de Antonio era una mujer hermosa, con unos ojos penetrantes, piel tersa y cabello negro y lustroso. Había sido muy activa y flexible durante toda su vida, pero el tiempo había comenzado a pasarle la cuenta y sus articulaciones ahora estaban frágiles. Bastó un pequeño empujón para que se dejara llevar con el deseo y se subiera en la polla de Antonio. Él le ofreció su ayuda con una sonrisa, pero ella les negó y dijo que solo lo haría a su manera. Seguía el ritmo de sus fantasías mientras se sentía envolver en el calor de la polla de Antonio mientras deslizaba suavemente hacia arriba y hacia abajo. Movía sus caderas con la experiencia de alguien que los había montado una y otra vez. Se sentía como en los viejos tiempos cuando era joven y podía satisfacer sus deseos; algo que llevaría con él durante mucho tiempo. Cuando por fin llegó el orgasmo, la abuela estaba exhausta y muy satisfecha. Se había montado la polla como si fuera una jovencita.