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Desde el principio, Mario estaba obsesionado con las MILF's. Y sabía que su vecina era una de ellas. Una madre madura, culo perfecto y cara de ángel. Sin duda, era la mejor MILF con la que podía soñar. Cada día, Mario observaba furtivamente desde su ventana cómo su vecina se movía con aquella sensualidad innegable. Se dio cuenta de que estaba tan caliente como nunca. Pasó casi un mes hasta que finalmente su coraje lo superó y fue a tocar a su puerta. Ella lo recibió con una sonrisa picarona y sabía que Mario deseaba íntimamente follársela. Comenzaron a besarse con pasión y a poco Mario la quería desnudar y hacerla suya. Él la folló profundamente, dejando que ella sintiera el máximo placer. Por fin fue la MILF perfecta.