mujer madura de unos treinta años se corre y folla

María era una hermosa mujer madura de treinta años. Desde que vio a Pablo, el chico de la vecindad, fue invadida por deseos insaciables. Ansiaba sentir el cuerpo de Pablo y tener una relación íntima con él. Una tarde, después de mucho pensarlo, decidió correr la aventura. Fueron al lugar más discreto para no ser vistos. Ella deseosa de sentir y Pablo ansioso por satisfacer sus deseos. Se besaron y tocaron intensamente sin dejar ningún regalo. Ella saltó sobre él y lo penetró con profundidad. Poco a poco fueron aumentando la velocidad y la violencia de sus incorruptibles impulsos. Sus gritos de placer se escucharon por todo el vecindario. Ella se corrió una y otra vez mientras Pablo la follaba con vigor. Estaba disfrutando, como nunca antes lo había hecho. Al final, María y Pablo se desplomaron exhaustos. Había sido un momento de placer único e intenso. Jamás se habían sentido tan cercanos, conectados por el fuego del deseo insaciable que los consumía. Compartían el mismo éxtasis y satisfacción.