un hombre negro recibiendo una vieja perra blanca coño golpeado

Un afroamericano caminaba por el parque, manteniéndose en silencio, cuando una imagen que le cortó la respiración lo impactó. Una perra blanca y enferma tenía una tremenda herida en su costado y, a pesar de los hematomas en su cara, se deslizó hacia el hombre con la intención evidente de buscar alivio. Él se arrodilló lentamente y extendió sus manos, acariciando suavemente el áspero pelaje. Sus ojos se humedecieron cuando sintió la desesperada necesidad que emanaba de la vieja perra, que tanto necesitaba ser amada. Sin decir nada, tomó la perra en sus brazos y pudo ver el reconocimiento en sus ojos cansados. Lentamente, se pasó los dedos a través del suave pelaje blanco hasta cubrir la herida. La calidez de su piel transformó el dolor de la perra en algo especial, mientras que el calor de su aliento le recordaba al hombre todas las cosas buenas de la vida.