una anciana posando desnuda con su coñito peludo

Una anciana de avanzada edad atraviesa la habitación desnuda. Su cuerpo, lleno de arrugas, mostraba la belleza de la vejez. Sus caderas eran redondas y sus pechos caídos. Toda su piel le croía suavemente cuando ella se movía con destreza y gracilidad. Pero la parte más llamativa de su concha peluda estaba más allá de la imaginación. Su pelo largo y tupido se arremolinaba alrededor de la entrada de su concha y el pelo blanco brillante se tendía hacia el suelo. Ella pasaba su mano por los límites de este vello que ahora era parte de ella, tan orgullosa de ello como el último atributo de su vejez. Sus dedos lo acariciaban suavemente, mientras el aire fresco se pegaba a él. Sus ojos se aferraban con tranquilidad a la escena frente a ella, los colores y aromas que ahora eran parte de su vida. ¡Qué maravilloso era para esta anciana de avanzada edad poseer un coñito peludo! Ella sonrió y soltó un suspiro contento, disfrutando de su feminidad como nunca antes.