una mujer de grandes tetas y un hombre mayor teniendo sexo

En una calida y placentera tarde de verano, una mujer de grandes tetas, con el cabello suelto y enfundada en una hermosa ropa de verano, se cruzó con un mayordomo jubilado, viejo, delgado, pero aún con suficiente vigor como para enamorarla. Él se paró frente a ella y no la dejó pasar. Sus ojos capturaron su mirada y sus suaves manos ni bien la tocaron, derritiendo sus sentimientos de cariño. El, cautivado por la perfección de su figura, abrazando sus grandes y excitantes tetas. Sin decir una palabra, se dirigieron a un lugar discreto y cómodo para poder gozar de su particular encuentro placentero. El la abrazó con todas sus fuerzas y se dejó llevar por el deseo de la mujer de grandes tetas. Sus bocas gustaban del otro al compás de sus movimientos, él con la experiencia de la edad y ella con la energía de la juventud.